De torre en torre, manso, tu largo vuelo tiende
las cuerdas y los vértigos en la tarde violeta.
Derramas la tristeza brillante y apacible
que cae lloviznando desde el cielo a los campos.
¿Eres eso que vuela de campanario en campanario?
¿Esa voz de agua muerta que solloza en la bruma?
¿Eso que van llevando las espumas aéreas
como tenues burbujas empañadas de alma?
Tu tejes en el aire tu lamento invisible,
telarañas azules que se enredan al viento.
Tú caes rauda en alas y apacientas las fugas,
llevándote una pura corriente iluminada.
Agitando por ti divinas transparencias,
breves luces te siguen a orillas de la sombra.