¡Oh, qué dulces memorias de la amistad sincera!
El pueblo la recuerda con amor y entusiasmo,
y es devoción
y es sangre
al mismo tiempo
Por eso, compañeros, este día Farabundo
continúa su vida en nuestra casa,
pues aquella mañana de febrero,
fusilado,
caía defendiendo el pan de los obreros.