De cada árbol
brotó un hombre
para decir ¡Basta!
Ojo tigre
Ojo león
Ojo garra
¡Morir para vivir!
Cuando el hambre
aprieta como boa
y la muerte se sienta
a la mesa:
comer esperanzas
o morir en la espera.
El eco repitió: Basta
y la selva tembló.
El niño indio
tomó su fusil de madera
y como un juego infantil
gritó ¡pan!
Y me dolió su brito
y la casa del quetzal
lloró.
Lloró el ahuchuete
voz de silencio
que mil años espera
Lloró la ceiba
el cedro
la caoba
el pirul ojo de humo
el sauce... lloró.
El pino se obsequió
para enterrar
la consciencia
y un fusil
de madera.
Callaron las guacamayas
los loros
y el búho
La selva entera
calló...