En el bosque de los bambúes
más allá de los arrozales del hombre
donde se alza una lengua sab ia y nueva
está Schuaima.
Allí habita una mujer
que me dio a seguirla
y hoy
bajo estos cordeles y esto techo gris
ella no está.
¿Dónde estás amada extranjera
que te diste con un pan
en la noche del vino?
¿Dónde estás hermosa viajera
que multiplicaste el pan y los peces
con uno solo de tus poemas grises?
¿Dónde estás dulce Aniquirona
que me enfrentaste al sueño y la vigilia
en esta nueva dimensión de la muerte?
No puedo hallartarte
y un viento aromoso
no trae noticias sobre tus nuevos pasos,
tal vez tu cometido para conmigo
haya terminado.
Solo me queda el mar,
sus ondas y ecos
que suben hacia estas costas desiertas
deben traer voces o paalabras.
He de esperar pacientemente
estas oníricas visiones
y enfrentarme de nuevo a la vida
para remontar sobre las aguas
el viaje hacia él todo y la nada
más allá de la insula del sueño.