Amor prende en tus ojos llamas sensuales;
la sangre ya empurpura tu faz de cera
y bajo tu camisa, blanca y ligera,
tus senos incipientes son dos puñales.
Mas yo sé que tus labios, donde está preso
el beso — esa libélula roja y rara —
no saben del encanto gentil del beso...
!Feliz yo si lograra que en ansia loca
mi ebria boca de sátiro derramara
la dulzura de un beso sobre tu boca!