Maravillosa vida que me has dado
alma tan larga y triste.
Maravillosa vida que me diste
la eternidad de haberme enamorado.
Amo la tierra donde me pusiste
con áspero cuidado,
la juventud de ardor apasionado
que me funde con todo lo que existe.
Violenta Madre mía,
quiero llorar desde tu vientre ardido
mi nacimiento de cada día.
Dichosa desventura
en todo me enardece y nada olvido.
Yo soy tu agradecida criatura.