POESIA EXPERIMENTAL
por Clemente Padín
FIN DE SEMANA DE LA ACCION EN MONTEVIDEO, ABRIL, 2002
Finalmente se realizó en los días 13 y 14 de Abril de
2002, el festival FIN DE SEMANA DE LA ACCION en el Parque
Baroffio, en las cercanías del Molino de Pérez, frente
a una de las más hermosas playas de Montevideo, Uruguay, la Playa
Malvín. El evento fue organizado por la FAC/Fundación
de Arte Contemporáneo, la APEU/Artistas Visuales y la
ENBA/Escuela Nacional de Bellas Artes.
El objetivo de esta acción pública fue llevar el arte
a las gentes. La calle y los espacios urbanos imponen un nuevo sistema
de
relaciones que la galería y los museos hacen imposible: no sólo
cambia el marco locativo sino, también, el comportamiento de
los espectadores y la índole de las obras. La relación
que proponen estas acciones imponen una revisión de los esquemas
y
planteos estéticos y sociales. El sólo hecho de salir
al parque o a la calle es ya una crítica y un cuestionamiento de
la función del
arte aunque, como ocurre en muchas ocasiones, las propuestas suelen
reproducir los hábitos de consumo pasivo del arte
galerístico. No se trata, entonces, de "bajar a la calle" a
colgar cuadros o a recitar textos como en las galerías o tertulias,
llevando el "arte al pueblo" y dar fe del inconmovible compromiso social.
Tampoco, sin duda, "rebelarse contra el sistema"
banalizando formas entrañables de la iconografía urbana,
sin cuestionarlas. De lo que se trata es de interferir esas expresiones,
sobre todo sus códigos, y ponerlas en situación de expresar
los problemas de nuestra época. No a la manera del sistema
cultural vigente que manipula las expresiones simbólicas para
perennizar sus estructuras en la sociedad, congelando la
comunicación en torno a significaciones vacías: la cultura
de "lo ya dado" del Museo, de la Biblioteca Pública, de la Sala
de
Conciertos, de los Institutos de Enseñanza Artística
tanto públicos como privados, etc., ámbitos que el sistema
se adjudica
para asegurar la hegemonía de sus ideas; ámbitos, también,
convertidos en templos consagrados a la sacralización y veneración
fetichista de obras que representaron la conflictividad de sociedades
del pasado, tal vez eficaces y operantes en su momento,
pero no en los actuales.
Hoy día, esas mismas obras, con sus sentidos descontextualizados,
son expuestos detrás de vitrinas o en pedestales
inalcanzables, como si no hubieran sido el fruto del trabajo humano
ni, tampoco, consecuencias de contradicciones que
conmovieron a aquellas agrupaciones. Aún suponiendo que fueran
neutras en sí mismas, como los lenguajes o la información,
en manos del sistema se convierten, junto a otras instituciones más
explícitas, en la cárcel sin rejas del presente, en donde
palabras, sonidos, signos y formas son constreñidos a satisfacer
las necesidades ideológicas del sistema para construir un
mundo ideal, inmutable, en el que nada suceda.
Frente a estas actitudes existen opciones no ovacionadas y que la crítica
considera como sub-artísticas o, simplemente,
indignas de ser consideradas como "arte", opciones que desmienten e
interpelan la discursividad cultural entronizada. Obras
que enfatizan su índole de "productos de comunicación"
que permiten el "retorno", el feed back, el diálogo social. Obras
en
donde pesa más la funcionalidad y competencia para trasmitir
mensajes que la mera esteticidad. Obras que permiten el traslado
de información sin imposiciones ideológicas y sin el
dictado de la crítica vectorizada que señala qué es
arte y qué no lo es. En
vano se intenta que el arte fuera un reflejo de la sociedad únicamente.
La imposibilidad de reducir lo artístico de lo social es
evidente aunque también es imposible operar en cada área
de la sociedad por separado sin involucrar a las demás. Por ello,
incluso, se hace difícil caracterizar cabalmente a la obra de
arte en la calle, pudiendo ser, fácilmente, confundida con
manifestaciones políticas o sociales. A veces son los propios
actores sociales quienes modifican sobre la marcha las reglas o el
proyecto del artista aunque, también, la propia índole
de la actividad política o social puede asumir rasgos artísticos
al
constatarse la existencia de transferencias retóricas o simbólicas.
Participaron: Angel Pastor (España); Grupo Mínimo 9 integrado
por Daniel Acosta, Paula Abalos, Carlos Alegre, Betty
Bosch, Raquel Naninni, Gilda Tesone, Soledad Piro, Javier Vázquez,
Javier del Olmo y Marcelo Aurelio (Argentina); Cristina
Casabó, Carolina Besuvieski y Rodolfo Vidal, Gustavo Tabarés,
Lacy Duarte, Alicia Ubilla, Osvaldo Cibils, Ernesto Vila,
Florencia Flanagan, Adela Casacuberta y Antar, Soledad Bauzá
y Gabriel Casacuberta (Uruguay). También participó, en el
cierre de las dos jornadas, el conjunto de tamboriles La Gozadera del
barrio Malvín, sin duda, una expresión genuina del arte
popular uruguayo, plena de participación e interactividad.
Espantajos del grupo argentino Mínimo 9
Algunos de los participantes expusieron su propuesta. Así el Grupo Mínimo 9 que ofreció la obra
"ESPANTAJOS": "De que forma uno se relaciona ante el espanto de la guerra.
Más cuando es institucional. Supongo que
cada uno tiene o elige su opción personal. Creo que nosotros
tenemos una propuesta alternativa como colectivo artístico. La
acción transformadora. La acción poética y ética
de sus protagonistas a favor de la vida. A favor del arte y de otra cultura.
Menos desesperante, en todo caso buscando otros tipos de angustias,
más creativas y vitalistas."
El dúo de bailarines Besuvieski y Vidal presentó su obra
"360 º", improvisación escénica: "Un hombre, una mujer,
algunos giros
completos y otros de 180º... Una propuesta de canto y movimiento."
Gustavo Tabares presentó "GRAN HERMANA": "La
TELEVISION..¿ un medio de comunicación o de manipulación?
La pregunta se responde sola; la intención de la obra es
simplemente exponer mi opinión sobre la TV y su influencia en
nuestra "cultura."
Lacy Duarte
Lacy Duarte nos ofreció su obra "Soy libre": "El tema de los bretes, una metáfora sobre la imposibilidad y la represión cultural."
Clemente Padín, con su obra "Artista in_Action", se propusó:
"Cuestionar la función social del artista y cuestionar al arte en
tanto institución legitimizadora del sistema (incluyendo al
artista)."
Alicia Ubilla, en la presentación de su obra: "Aludo a lo obsoleto
de determinados discursos, teniendo en cuenta que a pesar
de la condición decrépita, es posible cierto rescate
para una construcción futura. Nos vamos atreviendo a incorporar
lo
incierto, lo diverso, lo inestable, la pregunta recurrente."
Osvaldo Cibils ofreció el diálogo en vivo "¡Hay que irse!" interpretado por Juliana Rosales y el propio Cibils
La obra de Ernesto Vila se realizó en el curso de agua. Según
sus palabras: "Lugar: Debajo del puente situado detrás de la
casona.La obra va sumergida en la guía de agua. Preferentemente
en la zona lo más cercana posible al puente pues la corriente
allí es mayor y el cauce un poco más ancho, dos elementos
muy importantes para la realización del proyecto."
Angel Pastor
El artista español Angel Pastor presentó "Parque navegable
(acción económica)". Relación entre la economía
de subsistencia y
el mercado globalizado. Trabajo en proceso con interactividad del público."
Alicia Ubilla, hablando de su obra: "Aludo a lo obsoleto de determinados
discursos, teniendo en cuenta que a pesar de la
condición decrépita, es posible cierto rescate para una
construcción futura. Nos vamos atreviendo a incorporar lo incierto,
lo
diverso, lo inestable, pregunta recurrente."
Cristina Casabó expuso una bandera uruguaya en el suelo y repartió
textos en donde imperaba el doble discurso, sobre todo
político, "inspirada en el dicho BARRER DEBAJO DE LA ALFOMBRA,
para aquello que ocultamos y no resolvemos."
Es de hacer constar el apoyo del público asistente el cual con
su presencia y con su participación (en algunos casos) pareció
hacer suyo esta propuesta hacia un arte "sin paredes", abierto, sin
imposiciones de ningún tipo, en donde, aunque se enfatizó
más la índole comunicacional de las propuestas, no se
dejó de lado la especificidad artística.
El espacio urbano, por sus características y por su índole
de centro de la vida social, se desentiende de lo que es arte y de que
no lo es. Exactamente lo contrario de las galerías y museos
que imponen su lógica de consumo, es decir, todo lo que se expone
en ellos es arte o asume ese carácter (si no lo es). El espacio
urbano enfatiza la relación comunicacional, permitiendo que el
arte despliegue toda su funcionalidad, su razón de producto
de comunicación y no de mera mercancía sujeta a la leyes
del
mercado y del lucro comercial.
Grupo MINIMO 9 de la Argentina
También, el espacio urbano, al desgajar al arte del conjunto
de los mecanismos o aparatos de contralor del Estado aplicados a
cohonestar o legitimar su existencia, le devuelve, a aquél,
la función que tuvo desde el momento en que el hombre tuvo acceso
a sus facultades simbólicas y a la comunicación. Al desarticular
las oposiciones del tipo bueno/malo, lindo/feo,
objetivo/subjetivo, etc., hace posible la libre opción del espectador
al permitirle elegir el sentido o los significados que la obra
le presenta, de acuerdo a su repertorio de conocimientos y experiencias
personales, sin autoritarismos, ni imposiciones
ideológicas.
Tal vez, pareciera un mecanicismo torpe afirmar que la galería
o el museo, al romper aquella relación, fruto de la funcionalidad
del arte, descalifiquen absolutamente a la obra. En verdad, no impiden
el proceso comunicacional, sólo trasladan su
determinación y la desvían hacia su función auxiliar,
intrínseca, de transmisora involuntaria de ideología, para
neutralizarla y
ponerla a su servicio. Los sectores sociales preponderantes en la sociedad,
dueños de las galerías y administradoras de los
museos, se adueñan de toda la producción simbólica
de la sociedad (aún aquella producción que los cuestionan)
y la
descontextualizan en esos ámbitos exclusivos. Allí, las
obras no sólo significan, deformadamente en muchos casos, lo que
en
ellas quiso expresar o sugerir el artista sino, también, connotan
el poder de sus actuales custodios.
En los espacios urbanos, el arte no afianza ni legitima el poder vigente
ni cohonesta ninguna acción político - social que se
emprenda en nombre de aquella pertenencia, fruto del omnívoro
poder económico. El espacio urbano va más lejos. No sólo
cuestiona el arte, la cultura y los fundamentos, al parecer inconmovibles,
que la sustentan. Claro está que entendiendo "espacio
urbano" como derivación metonímica de "vida social".
Es en ella, realmente, en donde los cuestionamientos artísticos
pueden
superar sus límites simbólicos y ayudar a acceder a los
cambios radicales no sólo a nivel de la representación sino
a nivel de la
realidad misma.
El apoyo y participación del público fue una nota destacada del FIN de SEMANA de la ACCION.