CARTAS A MARIA MANTILLA
(Fragmento)
 
... Leo pocos versos, porque casi todos son artificiales o exagerados, y dicen en lengua forzada falsos
sentimientos sin fuerza ni honradez, mal copiados de los que los sintieron de verdad. Donde yo encuentro
poesía mayor es en los libros de ciencia, en la vida del mundo, en el orden del mundo, en el fondo del mar,
en la verdad y música del árbol, y su fuerza y amores, en lo alto del cielo, con sus familias de estrellas, - y
en la unidad del universo, que encierra tantas cosas diferentes, y és todo uno, y reposa en la luz de la noche
del trabajo productivo del día. Es hermoso asomarse a un colgadizo y ver vivir al mundo: verlo nacer,
crecer, cambiar, mejorar, y aprender en esta majestad continua el gusto de la verdad, y el desdén de la
riqueza y la soberbia a que se sacrifica, y lo sacrifica todo, la gente inferior y inútil. Es como la elegancia, mi
María, que está en el buen gusto, y no en el costo. La elegancia del vestido, - la grande y verdadera, - está
en la altivez y fortaleza del alma. Un alma honrada, inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia, y más
poderío a la mujer que las modas más ricas de las tiendas. Mucha tienda, poca alma. Quien tiene mucho
adentro, necesita poco afuera. Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro, y quiere  disimular lo poco.
Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera belelleza prestada: se sabe hermosa, y la belleza
echa luz. Procurará mostrarse alegre, y agradable a los ojos, porque es deber humano causar placer en vez
de pena, y quien conoce la belleza la respeta y cuida en los demás y en si. Pero no pondrá en un jarrón de
China un jazmín: pondrá el jazmin , solo y ligero, en un cristal de agua clara. Esa es la elegancia verdadera:
que el vaso no sea más que la flor".

José Marti

Centro de Estudios Martianos / Editorial Gente Nueva, 1982, La Habana, Cuba, 1982

 
 
 

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